Dilemas de un tutor online

Dilemas de un tutor online

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La vida da vueltas y a veces da giros de 180 grados. Un día estoy dando clases frente a grupo y de repente al otro día me veo coordinando la impartición de cursos a distancia. Parece un cambio sutil, pero al paso del tiempo me asaltan algunos dilemas. ¿Qué es ser tutor online? ¿Cuántos tipos de tutoría existen? ¿Cuáles son las funciones claves del tutor online? ¿Qué es eso de Netiquette en la vida cotidiana? ¿Cómo hacer una eficiente moderación de foros?

La vida sigue girando, enfrentándonos a nuevos desafíos en donde la docencia que se hacía en las aulas a pizarrón y gis, va tomando otras alternativas apoyadas por las tecnologías de la información y comunicación. Justo en este frenesí de adoptar nuevas herramientas, y participar en innovaciones educativas, los hechos nos van formando en otras habilidades del quehacer docente.

En el transcurso de los años, me he encontrado con algunos dilemas que quiero compartir contigo. Una pregunta constante que aparece en la coordinación de cursos a distancia es: ¿Hasta dónde el tutor online, es el responsable de la experiencia educativa? Cuando daba clases presenciales…, tenía como inicio sólo el temario. A partir de descripciones temáticas de las unidades, sin ninguna carta descriptiva como antecedente, debía crear la estructura y programa de la asignatura. Había que definir las lecturas, preparar las técnicas didácticas para trabajar esos temas en el aula, preparar material didáctico, planear el tipo de tareas, exámenes, etc. Después de profundas reflexiones, armados con pizarra y gis; iniciaba la clase. Después llegó el pizarrón blanco y los plumones; luego llegan los proyectores de cuerpos opacos, las filminas, el cañón con la computadora y cuando menos adviertes, ya tienes un curso virtual. Aunado a la infraestructura tecnológica acumulada, vienen cambios estructurales en el curso. Ya existe una propuesta temática, materiales de lectura obligatorios, actividades diseñadas por terceros, un examen programado aleatoriamente con preguntas de los temas. En fin, aparentemente ya existe todo aquello que antes hacía con la más profunda reflexión de su pertinencia. Ahora parece que puedo prescindir de esas actividades, y la labor de tutoría se limita únicamente a verificar el cumplimiento de tareas prescritas. ¿Hasta dónde el tutor, puede proponer cambios al contenido, sugerir nuevos materiales a los alumnos, debatir sobre mis discrepancias con el material teórico propuesto institucionalmente? ¿Hasta dónde se puede mostrar el compromiso por una reflexión profunda sobre la conciencia del crecimiento personal y no ser tomado como rebelde?

Recuerdo que en los ambientes presenciales, tenía grupos muy pequeños, hasta 4 alumnos. Sin duda institucionalmente no eran rentables, y para mí era muy cómodo. Pero en otros momentos tenía 68 alumnos y eran agotadores. En los ambientes de tutoría online, me he encontrado cosas parecidas. Algunos proyectos el tutor interactúa con un pequeño grupo de 10 personas, pero en otro atiende a 250 alumnos. La disparidad de cantidad de alumnos por tutor, no sólo es ajeno a políticas institucionales, sino a modelos pedagógicos para establecer la relación de tutor –alumnos. En el camino he distinguido las siguientes:

  1. Tutor – facilitador de comunidades de práctica, o comunidades virtuales de aprendizaje. En estos casos, existe un experto interactuando con poblaciones pequeñas de prosumers, en donde su función principal, es provocar/incitar/convocar/ampliar los recursos del grupo. Acercarles las herramientas de colaboración y reflexión colectiva sobre una temática de la que ya son activos y autogestivos de su formación, para que puedan concluir sobre las mejores prácticas, aplicarlo y evaluar los resultados. Aquí el tutor es una guía, es hacerle ver a las personas que cuentan ya con una serie de recursos personales, y sociales, que les permite allegarse de la información-experiencia especializada que necesitan. Pero la información no es suficiente y se corre un alto riesgo de ͞info-toxicación͟; es decir, las personas pueden intoxicarse con tanta informacióny tener parálisis x análisis (enfermedad muy común en los académicos). Aquí el tutor es clave en la conducción de la reflexión y que las personas tomen conciencia de sus potencialidades al trabajar en grupo. Me parece que aquí la relación tutor-alumno debería estar por debajo de un tutor por cada 15 participantes. Su base pedagógicas es conectivista por excelencia.
  2. Tutor – Experto. En estos casos hay alguien que aprende, y desea tener una retroalimentación cualitativa de la pertinencia en que está aplicando ciertos temas. La labor del tutor, es poder leer concienzudamente un producto del alumno, y brindarle una retroalimentación cualitativa, sobre el dominio de una habilidad o competencia en desarrollo. Es el ojo clínico, resultado de su experiencia, que puede brindar una opinión al participante y orientaciones sobre su desarrollo. Me parece que la relación aquí debería ser de un tutor por cada 30 participantes. Su fundamento pedagógico es más constructivista.
  3. Tutor motivacional. En estos casos, tan sólo se necesita la presencia virtual de una persona que se asegure de que todos los participantes avanzan a un ritmo previsto y nadie se rezaga por cuestiones técnicas o por malas interpretaciones del contenido. Es un tutor, que califica trabajos a partir de una lista de cotejo, que tiene herramientas de comunicación masiva, en la que alienta el buen desempeño y resuelve colectivamente dudas o dificultades de las tareas previstas. Participa en foros, pero su papel es más asegurar el cumplimiento de la evidencia del aprendizaje. En estos esquemas la relación tutor con alumnos, puede llegar a rangos de uno por cada 80- 120 alumnos. Su fundamento pedagógico es más orientado al cognositivismo y conductismo.
  4. Tutor en mesa de ayuda o tutoría MOOC. En el caso de cursos que están orientados a poblaciones masivas en donde la relación tutor-alumno se estira al máximo. Cuando el tutor debe atender a cientos de alumnos, la relación personalizada se pierde y se dimensiona de otra forma. Se deben construir estructuras de preguntas frecuentes, incidencias comunes en intervalos de tiempo. Es hacer ͞guardia͟ entre un periodo de tiempo y analizar las consultas o situaciones planteadas por una comunidad, para dar soluciones masivas y abiertas, buscando constantemente la capacidad autorregulación de sus miembros. La función del tutor es más orientada a una automatización del proceso enseñanza –aprendizaje, aunque la base pedagógica del curso pueda ser conductista, o construccionista.

El papel que tiene el tutor en la generación o validación de contenidos, depende más de un enfoque pedagógico de la estrategia de capacitación online, que una función rígida y definible. El modelo pedagógico va a inducir a ciertas funciones específicas del tutor. Por ello, cuando me preguntan ¿qué es ser tutor online? Les contesto que es un profesional que asiste al aprendizaje, que es el responsable de crear la mejor experiencia de aprendizaje, pero sus funciones o complejidad de las mismas dependen del tipo de tutoría, de la filosofía pedagógica prevista y de la cantidad de alumnos que debe atender.

Los dilemas del tutor son muchos, pero hasta aquí un primer acercamiento. Ya trateremos en otros momentos otro tipos de dilemas que nos asaltan al realizar una tutoría online. Te invito a profundizar en estos y otros temas en el curso “Tutoría on-line” o si deseas crear una estrategia de capacitación basada en tutoría, ven y platica con nuestros consultores CREC.

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