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Comencemos por definir el término taxonomía, este proviene del griego ταξις, taxis, ‘ordenamiento’, y νομος, nomos, ‘norma’ o ‘regla’, por lo tanto, podemos decir que es la ciencia que estudia los principios, métodos y fines de la clasificación.
Trasladando el concepto al ámbito educativo, el uso de una taxonomía se ve reflejada principalmente dentro del diseño instruccional. Todo proceso educativo debe contar con una planificación, pero para que esta pueda llevarse a cabo, es necesario establecer claramente los objetivos de aprendizaje. Implica definir el resultado final del proceso de enseñanza aprendizaje, lo que al término del curso podrá hacer el participante.
A partir de los objetivos de aprendizaje quedará definido el nivel de complejidad que se tendrá en el curso y, por lo tanto, a partir de ellos podremos definir las técnicas, instrumentos y procedimientos que se utilizarán en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Con base en lo anterior, podemos decir que los objetivos de aprendizaje guiaran el proceso de planificación de nuestro curso.
Es conveniente en este punto hacer una diferencia entre un objetivo de aprendizaje y una intención educativa, el primero hace referencia al resultado final que se espera obtener a partir de la aplicación de un programa educativo, por lo general, son expresados en términos de lo que se espera que el alumno realice. En cambio, una intención educativa, es aquella que va a orientar todas las acciones que se implementaran a lo largo del curso con la finalidad que el alumno se apropie de los contenidos que se le están proporcionando. La intensión educativa alude más a las acciones que realizará el docente.
Con base en lo anterior, el uso de una taxonomía, servirá para ayudar en la verificación del nivel de ejecución en el que se logran los objetivos de aprendizaje. Debido a que las condiciones de aprendizaje no siempre son las mismas, es necesario distinguir los distintos tipos de resultados que deseamos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Básicamente podemos dividirlos en las siguientes categorías:
- Estrategias cognoscitivas: son las habilidades que permiten regular los procesos internos de la persona, permitiéndole guiar su propia atención, memorización y pensamiento. Dentro de esta categoría se encuentra el uso correcto de conceptos, reglas y la capacidad para resolver problemas, todo lo anterior se verá reflejado al momento de enunciar ideas en términos del conocimiento declarativo (saber qué), a través de su descripción de forma escrita u oral.
- Actitudes: constituyen estados mentales internos que influyen en la elección de actos personales para formular distintas opciones de respuesta ante acciones específicas.
- Habilidades motrices: es la capacidad que permite ejecutar movimientos mediante un número de actos motores organizados reflejando rapidez, precisión, vigor o uniformidad del movimiento corporal.
Con base en lo anterior podemos destacar cuatro taxonomías que son comúnmente utilizadas dentro del ámbito educativo, las cuales revisaremos brevemente a continuación.
- Taxonomía de Bloom
La Taxonomía de Bloom o Taxonomía de objetivos educativos, fue diseñada por Benjamin Bloom en 1956 en la Universidad de Chicago. Es una clasificación de los diferentes objetivos y habilidades dentro de una acción educativa.
Una taxonomía educativa es una clasificación jerárquica de los niveles de desarrollo humano en el dominio de cierto conocimiento, la clasificación que propone Bloom se divide en:
- Dominio cognitivo se distinguen 6 niveles: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación.
- Dominio afectivo, se consideran los siguientes niveles: recepción, respuesta, valoración, organización y caracterización.
- Domino psicomotor se establecen los siguientes niveles: percepción, disposición, mecanismo, respuesta compleja, adaptación y creación.
La taxonomía de Bloom es la más conocida en el ámbito educativo ya que es una herramienta clave para el desarrollo de objetivos dentro del proceso de enseñanza aprendizaje, está fundamenta en la idea que no todos los resultados del aprendizaje son los mismos, es por ello, que dentro de la taxonomía propuesta por Bloom se categoriza y ordenan las habilidades del pensamiento de acuerdo al aprendizaje final que se desea obtener.
Esta propuesta resulta muy importante en el ámbito educativo debido a que fue la primera taxonomía en este rubro, sin embargo, se han hecho distintas revisiones para adaptarla a las necesidades de nuestra época algunas de ellas son las realizadas por Lorin Anderson y Krathwohl en el año 2000 y por Andrew Churches en el 2008.
- Taxonomía de Marzano
La Taxonomía de Marzano o Nueva Taxonomía de los Objetivos Educativos es un modelo de clasificación propuesto por el investigador Robert Marzano entre los años 1989 y 1992. Su propuesta se divide en dos clasificaciones:
- Dominios del conocimiento: información, procedimientos mentales y procedimientos psicomotores.
- Niveles de procesamiento: recuperación, comprensión, análisis, utilización del conocimiento, sistema metacognitivo y sistema interno. Entendiendo al sistema metacognitivo como el control de los propios procesos del pensamiento, de tal manera que cada persona conoce sus destrezas y procesos cognitivos y las aplica al momento de adquirir un nuevo conocimiento.
La Taxonomía de Marzano está orientada al cambio cognitivo que ocurre en el proceso de enseñanza-aprendizaje, específicamente en el momento que un alumno se enfrenta a nuevos conocimientos o tareas. Es por ello que para esta taxonomía es muy importante el autoconocimiento, las emociones, sentimientos y creencias de la persona, ya que a partir de ello podrá elaborar sus propias estrategias de aprendizaje, reflexionando sobre los nuevos conocimientos adquiridos y generar su propia versión sobre ellos.
Los aportes que se obtienen de esta taxonomía son la importancia que se le da al autoconocimiento para la apropiación correcta de los conocimientos y su orientación al aprendizaje visto como una oportunidad de cambio. Además de que se centra en la complejidad de los conceptos.
- Taxonomía de Guilford
El trabajo realizado por Paul Guilford en los años 50 es muy importante, ya que fue el primero en clasificar a la creatividad como una característica independiente a la inteligencia, además que la estructura que propone no es jerárquica, sino que postula que la inteligencia está constituida por 120 capacidades independientes las cuales en algún momento intersectan con cinco operaciones mentales: captación de la información, memoria, evaluación, solución de problemas y creatividad.
Paul Guilford, consideraba que la inteligencia puede comprenderse a partir de la representación de un cubo en el que se observan las intersecciones entre las 3 dimensiones que comprende su modelo:
Operaciones Mentales: es el proceso intelectual que se realiza con la información que se está recibiendo, se divide en:
- Cognición: Descubrir, conocer o comprender información mediante la identificación del significado de la información recibida.
- Memoria: Almacenamiento de la información en la memoria.
- Producción divergente: Creación de alternativas nuevas y lógicas.
- Producción Convergente: Creación de información a partir de información proporcionada con anterioridad.
- Evaluación: Hace referencia a la toma de decisiones a partir de un juicio de valor previamente hecho.
Contenidos: Tipos de información
- Figurativo: Información que se percibe directamente del exterior.
- Simbólico: Información que es tratada en forma de signos indicativos que no tienen significado por sí mismos. Por lo general es información que puede ser combinada entre sí.
- Semánticas: Es la extracción de significados y su relación con los símbolos representados principalmente en el lenguaje verbal.
- Conductual: Información que se ve representada en la interacción con los otros, hace referencia a los gestos, expresiones, intensiones, entre otras.
Productos: Son todas las formas en que se puede expresar el individuo a partir de las informaciones procesadas anteriormente tales como: unidades, clases, relaciones, sistemas, transformaciones, entre otras.
Como mencionábamos anteriormente para Guilford la creatividad es independiente a la inteligencia, por lo que propone cuatro actitudes creativas:
- Fluidez: cantidad, flujo de ideas o soluciones ante un problema.
- Flexibilidad: capacidad de reestructurar. Diferentes soluciones.
- Originalidad: respuestas o soluciones infrecuentes.
- Elaboración: no basta con tener una buena idea, hay que saber llevarla a cabo.
- Taxonomía de Camperos
Este modelo taxonómico fue propuesto por Mercedes Camperos en el año de 1992, dentro de este se proponen 3 tipos de aprendizajes:
- Aprendizajes reproductivos: Dentro de este tipo de aprendizaje sólo se le pide al estudiante recordar y reconocer el conocimiento que ha adquirido sin necesidad de aportar algo, sólo se trata de repetir y reproducir aquello que ha sido almacenado en la memoria.
- Aprendizajes productivos: Supone la creación activa del estudiante, pues estos aprendizajes requieren que manifieste y ponga en evidencia sus propias interpretaciones, interrelacionar contenidos, aplicar sus adquisiciones en el tratamiento de situaciones especiales, proponer alternativas de acción, ejecutar acciones, entre otros. En esta categoría se conjugan las operaciones correspondientes a las producciones convergentes y divergentes y de evaluación del modelo de Guilford y las categorías de las habilidades intelectuales de Bloom.
- Producciones evaluativas: Son los aprendizajes que requieren producir o derivar una información valorativa que implica un juicio crítico y el establecimiento de una decisión relativa al criterio empleado para juzgar y emitir el juicio, lo que dará como resultado la creación de nueva información.
Con base en lo revisado a lo largo de este artículo, podemos decir que el uso de una taxonomía es fundamental al momento de planificar un proceso educativo, ya que los objetivos educativos serán los que guíen y dirijan todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. El hablar de objetivos de aprendizaje no significa que se delimiten únicamente al ámbito escolar, sino que también pueden y deben aplicarse a todo proceso educativo ya sea de capacitación, curso en línea, etc.
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